Dúos cubanos
Por : Tony Pinelli
El canto a dos voces tiene una hermosa tradición en Cuba a partir del surgimiento de la llamada “trova tradicional”, que no solo brindó una hermosa muestra de la armonización intuitiva de extraordinarias “segundas voces” por terceras y sextas, sino que tuvo un desarrollo significativo, gracias a los conocimientos teóricos de los menos, y el talento y buen gusto de todos en sentido general.
No obstante, realmente se habla poco de los dúos y hasta en publicaciones especializadas, desde diccionarios, hasta las que hablan de estilos y trabajos vocales se hace difícil encontrar comentarios, historias etc., de los dúos que otrora nutrieron el amplio oficio de cantar en un país extraordinariamente musical como el nuestro.
El acople y las segundas voces ágiles y bien armonizadas, los contra cantos; el llamado “segundo independiente”, maravillosamente usado por Patricio Ballagas, el segundo que Sindo Garay le hacía a Guarionex, las grabaciones dejadas para la historia por la incansable y emprendedora María Teresa Vera, “la Princesa Eterna de la Trova” con Rafael Zequeira, Miguelito García y el gran Lorenzo Hierrezuelo, integrante en las dos etapas del famoso Dúo Los Compadres, en la primera como “Compay Primo”, es decir, llevando la melodía, con Francisco Repilado —de ahí le vino a Repilado el “Compay Segundo”, por la segunda voz— y en la siguiente versión del dúo con su talentoso hermano Reinaldo Hierrezuelo, “Rey Caney”, en la voz prima y don Lorenzo haciendo con gran maestría la segunda voz.
El Trío Matamoros, conservó la tradición trovadoresca de la segunda voz en el son con el depurado segundo de Siro Rodríguez, que “bordaba” las melodías del inmortal Miguel con asombrosa exactitud en las entradas en la época que no había grabaciones por pistas, melodyne, computadoras, samplers y tantos recursos como hoy en día y ya desde las primeras grabaciones del trío en 1928, sorprenden por su acople, afinación y exactitud.
Grandes compositores cubanos, como los mencionados Sindo y Ballagas, compusieron canciones concebidas para dos voces, como el formidable Orlando de la Rosa, que compuso obras dentro de un patrón armónico con diferentes melodías, como Nuestras Vidas yMi Corazón, donde las dos voces se entrecruzan sin estorbarse logrando gran belleza.
Posteriormente, el dúo formó parte del quehacer musical más allá de la trova y algunos llegaron a ser favoritos del público como las Hermanas Martí; Las Guillot; Cabrisas Farach; los boricuas Irizárris de Córdoba, muy populares en Cuba al igual que las chilenas Sonia y Miriam; Las Hermanas Romay, conocedoras de la rumba por su labor en el legendario grupo Lulú Yonkori. Ya con la televisión en plena capacidad, el pueblo pudo ver a Olga Chorens y Tony Álvarez; Ramón Veloz y Coralia Fernández; Los Hermanos Bermúdez, que dejaron obras grabadas con el inmenso Benny Moré; José Tejedor y Luís Oviedo; Las Capella; Los Idaidos; Las Hermanas Patterson; Nina Acosta y Alberto Pujols, que venían del cuarteto Voces Latinas; Los Diablos y los que lograron ser súper favoritos del público: Clara Morales y Mario Rodríguez, el dúo Clara y Mario, dueños de un empaste excelente con Mario en las melodías y Clara segunda voz, más una buena imagen y carisma. Ya después de los 60 surgen Sindo y María Elena; Rosell y Cary; Dúo Escambray de Trinidad; Adolfo Costales y Maggie Mateo; la gran cantante Maggie Carlés con Luis Nodal, este último terminó —lógicamente, debido a la enorme calidad de la Carlés— siendo su manager; surge un dúo pop que sería archi famoso: Mirta y Raúl, que se formaron después de prácticamente destrozar Los Bucaneros, uno de los mejores cuartetos vocales cubanos; luego Leonor y Raúl, al separarse Mirta Medina de Raúl Gómez y este formar pareja con Leonor Zamora.
Ya en los 90, surgieron dúos de una factura muy original e interesante, como Cachivache; Gema y Pavel, y Postrova, que se iban de los carriles tradicionales para hacer trabajos a dos voces verdaderamente novedosos y ocurrentes, pero no encontraron interés en los medios promocionales de la época y simplemente fueron desapareciendo o tomando otros caminos.
El dúo Así son, los dos Evocación, al que perteneciera Rojitas y el de Vionaika y Mayelín; el Dúo Enigma con Miguelito y Luanda; el del arreglista y productor fonográfico Sardiñas, entre otros, han sido recientes, como el Trío Palabras que es un dúo vocal con una guitarrista, pero prefieren llamarse trío y son —trío o dúo— excelentes.
En el presente, los dúos que más se ven, son los ocasionales, además de los dúos reguetoneros, o de hip hop que gozan de gran popularidad, como Gente de Zona, Doble Filo, Los Desiguales, Aldeanos, entre otros, que por un problema de estilo y género poseen diferencias con los dúos armónicos en que se centra el presente artículo y que han dejado constancia desde los tiempos ya lejanos donde unieron sus voces Olga Guillot con Fernando Albuerne; los famosos “mosaicos” de Roberto Faz con Rolito o Reyes a dos voces; o la sensacional ocasión de ver juntos en TV a Pedro Vargas y Benny Moré; hasta las recientes grabaciones de Descemer Bueno con Kelvis Ochoa: Beatriz Márquez con William Vivanco; Haila Mompié con Mayito Rivera; la excelencia de Pablo Milanés, dueño de un segundo de leyenda con varios artistas de categoría; Adalberto Álvarez haciéndole segundo a Coco Freeman; el reciente disco de la acreditada vedette de Cuba, Rosita Fornés de dúos con grandes cantantes, en fin, dúos que gustan mucho, pero ocasionales.
¿Acaso el dúo está pasado de moda? ¿Por qué no se ven más dúos, siendo una hermosa tradición en nuestro país? Lo más curioso es que una de las entidades artísticas más populares que existe en Cuba es precisamente un dúo: Buena Fe.
Buena Fe a base de canciones eminentemente trovadorescas, por el tratamiento de los textos y su expresión escénica, sin adherirse a un estilo o apellido y sin mimetismos del pop-rock internacional, lamentablemente tan de moda, (no por el estilo o lo que fuere, sino por la desfiguración del idioma con un cierto acento “extranjero” y una carga exagerada de melismas utilizados donde no van), el dúo salido de Guantánamo, con una imagen cubana, natural, sin disfraz, ha logrado un poder de convocatoria realmente impresionante siendo una de las notas sobresalientes del trabajo musical al que público y crítica, mayoritariamente, sonríen.
Es verdad que Buena Fe tiene un extra especial, que son las canciones de su repertorio, que reflejan realidades, alegrías y descontentos sugeridos por el propio entorno en que se desenvuelven, pasando esos motivos por el proceso de talento y creación que han logrado con evidente calidad y eso, los convierte en líderes de opinión, una categoría que tiende a diferenciarlos como artistas de moda, aunque las dos calificaciones interactúen, lo que al final, resulta bueno para todos.
Indiscutiblemente el artista que tiene algo que decir que nos concierne a todos, es prácticamente una necesidad de los tiempos, de ahí que se venga observando un crecimiento en la preferencia del público de los trovadores que tanto en la canción sentimental —de amor o desamor— el humorismo y los temas sociales, cada vez ganan mayor espacio y se consolidan como atracción, garantizando lleno completo a los establecimientos que posibilitan trabajo en vivo.
Para los intérpretes que no son compositores, la oleada de cantautores en diversos géneros y estilos resulta, desde cierto punto de vista contraproducente, pues a no ser una versión de alta calidad que se logre, el público tiene a su disposición al creador de la pieza y por regla general, prefiere su versión a otra, aunque por esa alta calidad que mencionamos puede que prefiera la versión sobre el original.
Por otra parte, los autores necesitan una ayuda intensa y bien organizada que va desde la aprobación definitiva de las innovaciones en los derechos autorales que el país necesita y sobre todo, en la posibilidad de un servicio que debe brindar la ACDAM —no se me ocurre pensar en una entidad mejor por el momento— para organizar una asesoría de canciones a escoger por los intérpretes, que tengan valores por los que un grupo de especialistas concuerden que deben ser difundidas y formar parte del repertorio de todos los cantantes, incluidos los dúos, por supuesto, además de estimular la función de maestros repertoristas, prácticamente una especie casi extinta de necesaria e inmediata presencia.
El dúo no está acabado, pero no se puede pensar en una expresión artística que no se avenga a los tiempos en que tiene la oportunidad de llegar al público. Nuestras empresas e instituciones tienen forzosamente que realizar funciones empresariales de proyectar entidades artísticas que no tienen por qué seguir brillando en el firmamento musical cubano cuando siempre lo han hecho. Hay que pensar en la propuesta, pero ojo, hay que atender al mercado, que tiene aún un nicho vacío en este momento, que Buena Fe, por hablar del dúo más popular, le da amplitud con su éxito y crea mayor espacio, esperando por dúos que asombren por su repertorio, calidad musical e imagen, ingredientes no difíciles de lograr si se trabaja con esmero para que el canto a dos voces, siga siendo un orgullo nacional.

Hermanas Busquets
1937
Las hermanas Coralia y Francisca Busquets de Caibarién , Las Villas , cantaba mayormente canciones mejicanas , de Agustin Lara y otros compositores . Triunfarón en la Corte Suprema del Arte , en la emisora CHW .Luego fuerón artista exclusiva de RHC Cadena Azul.Según recuerda la cantante Irene Farach su mayor hit fue Sueño guajiro de Agustin Lara.